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MI COMPAÑERA LA TRISTEZA

No le deseo ningún mal y estoy seguro que para reconocer y valorar la alegría has debido de recibir su visita. Lo malo es cuando la tristeza se convierte en tu mejor compañera de viaje, en tu aliada, en tu mejor amiga.  Es fiel, y como tal, no quiere abandonarte.

Tú  eres buena “gente” y  no quieres discutir ni enfrentarte con ella. Faltaría más, encima que te acompaña sin pedirte nada a cambio,  que no te deja cuando estas solo recordándote  que está ahí contigo. Hay veces incluso que,  como la fábula de Jorge Bucay “La tristeza y la furia”, te quiere entretener disfrazándose de alegría.  Pero es breve. Es un espejismo. La tristeza es egoísta y no desea compartirte con nadie pero en cambio ella quiere estar con todos.

Llegados a esta situación que supongo todas y todos hemos pasado hay que decidir. Si, si, DECIDIR  y, como alguien me dijo tras leer el artículo de Prioriza tus prioridades, ACTUAR.

DECIDIR ACTUAR para buscar nuevos amigos no tan posesivos ni tan egoístas, DECIDIR ACTUAR para comenzar con nuevos proyectos, hobbys e ilusiones; En definitiva intentar vestir diariamente (que no disfrazar) a la tristeza de alegría.

Eso sí. Te recomiendo no la dejes de lado. A nadie le gusta estar sólo. Bien lo sabes tú.  Aprende  a reconocer que cada uno es como es y que por lo tanto en la variedad está la grandeza de las relaciones humanas… y también de las  no humanas. Respétala pero asegúrate de que ella también lo haga contigo. De que no se pase de la raya y que no ocupe tu sitio.

Pienso que cuánta mejor relación tengas con la tristeza, menos miedo demostraras ante ella y conseguirás  comportarte  tal y como eres. Tanto en tus días alegres como en los que  no lo son tanto. Eso sí,  debes saber dónde está y qué es lo que  quiere en cada momento porque posiblemente no coincida con tus intereses.

Puedes incluso permitirle  pasar un rato, que no os  ira mal a ninguno de los dos.  Pero una vez se tome el café se tiene que marchar. Ella tiene su sitio y no es contigo. Acabará tomando muchos cafés en muchos sitios y posiblemente se quede satisfecha creyendo que ha ganado la batalla. No es así, la batalla la has ganado tú porque estando un rato con ella, reconociéndola y dejándole las cosas claras enseguida te darás cuenta de todo lo bueno  que tienes  y sabrás apreciarlo si cabe, más y mejor.

El final de este escrito/historia lo escribes tú en la confianza que va a acabar muy bien. Yo me voy a tomar mi café de la tarde. Cinco minutitos na`mas.

Un pensamiento en “Mi compañera la tristeza

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